jueves, 29 de octubre de 2015

GUIA PROFETICA

El analista de seguridad Marco Preuss habla de un tipo de chip sencillo que se implanta bajo la piel, con las especificaciones de fondo
El analista de seguridad Marco Preuss habla de un tipo de chip sencillo que se implanta bajo la piel, con las especificaciones de fondo
Son unos dos milímetros de cápsula, como un grano de arroz. Se introduce en el cuerpo mediante una aguja, con una técnica que se ha desarrollado para veterinaria, para poner chips a los animales. Rainer Bock, director de proyectos estratégicos de grupo del departamento de relaciones públicas de Kaspersky, tiene el brazo arremangado, plantado sobre la mesa. Mira a un lado y a otro, a la cámara y a los periodistas, al tipo de la aguja y al biohacker Hannes, que hará las veces de guía, explicando al público lo que va a suceder.
Bock ya sabía que le implantarían un chip bajo la piel en directo, desde la IFA, pero sus ojos delatan inquietud. El hombre que maneja la aguja ya tiene varios chips implantados dentro de su cuerpo. Se dedica profesionalmente a colocar piercings, un proceso que asegura es parecido a la introducción de un chip en el cuerpo humano. Se coloca unos guantes negros y esteriliza la zona entre dedo gordo y el índice de Bock, en el dorso de la mano. Pellizca la piel en varios puntos para probar. Ha encontrado el hueco, cerca del nacimiento del dedo índice.
La aguja se destapa. La punta es un tubito hueco de metal. Son varios milímetros de grosor. “Bueno, ¿te has visto un par de vídeos de YouTube sobre cómo se hace esto, no?”, bromea Hannes, justo antes de la inyección. Tras la carcajada nerviosa viene el pinchazo. El tubito se pega a la piel y se aprieta el émbolo. Un clic sordo y el chip ya está dentro. Después se coloca una gasa en la zona y listo. Bock ya es un biohacker.
La definición hace referencia a la idea de que estas personas hackean su propio cuerpo. Estos dispositivos no sólo sirven para identificarte, también se pueden abrir puertas o enviar información. El chip de Bock tiene un sentido experimental. Su empresa, Kaspersky, especializada en seguridad informática, quiere ver qué necesidades de protección tienen estos dispositivos y Bock se ha prestado como conejillo de indias.
Rainer Bock, mientras le implantan el chip ante la prensa
Rainer Bock, mientras le implantan el chip ante la prensa
Hace un año se planteó la idea de los implantes de chips en su departamento. Pronto se convirtió en obsesión. “ Porque todas las nuevas tecnologías se olvidan de la seguridad”, apunta Bock. Cuando estaban teniendo este debate Bock hizo un comentario casual. “Bueno, si necesitáis a alguien yo puedo echar una mano”. Y así es como acabó siendo filmado mientras se le introducía un implante delante de medio centenar de periodistas que acudieron a presenciar el evento en el marco de la IFA.

No hay comentarios:

Publicar un comentario