sábado, 25 de enero de 2020

JUECES 17

Jueces 17 Nueva Traducción Viviente (NTV)

Los ídolos de Micaía

17 Había un hombre llamado Micaía que vivía en la zona montañosa de Efraín. Un día le dijo a su madre:
—Te oí maldecir a la persona que te robó mil cien piezas[a] de plata. Bueno, yo tengo el dinero; fui yo quien lo tomó.
—El Señor te bendiga por haberlo admitido —respondió la madre.
Entonces él le devolvió el dinero, y ella dijo:
—Ahora consagro estas monedas de plata al Señor. En honor a mi hijo, haré tallar una imagen y fundir un ídolo.
Así que, cuando Micaía le devolvió el dinero a su madre, ella tomó doscientas monedas de plata y se las dio a un platero, quien las convirtió en una imagen y un ídolo. Y los pusieron en la casa de Micaía. Micaía construyó un santuario para el ídolo e hizo un efod sagrado y algunos ídolos de familia y nombró como su sacerdote personal a uno de sus hijos.
En esos días, Israel no tenía rey; cada uno hacía lo que le parecía correcto según su propio criterio.
Cierto día llegó a la región un joven levita que vivía en Belén de Judá. Había salido de Belén en busca de otro lugar donde vivir y, viajando, llegó a la zona montañosa de Efraín. Mientras estaba de paso, se detuvo por casualidad en la casa de Micaía.
—¿De dónde vienes? —le preguntó Micaía.
Él contestó:
—Soy un levita de Belén de Judá, y busco un lugar para vivir.
10 —Quédate aquí, conmigo —le dijo Micaía—, y podrás ser un padre y sacerdote para mí. Te daré diez piezas de plata[b] al año, además de una muda de ropa y comida.
11 El joven levita aceptó y pasó a ser como uno de los hijos de Micaía.
12 Luego Micaía lo nombró su sacerdote personal, y el levita vivió en la casa de Micaía. 13 «Sé que el Señor ahora me bendecirá —dijo Micaía—, porque tengo un levita como sacerdote personal».

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