martes, 26 de septiembre de 2017

GUÍA PROFÉTICA


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EXPERIENCIA PANORAMA
09:24 AM / 25/09/2017
Reportaje // El planeta cambia su frecuencia vibratoria
Panorama
Luis Aguirre
México se encuentra en un área en forma de herradura con alta actividad sísmica que se conoce como el Cinturón de Fuego del Pacífico, que une a América con Asia. He allí la principal causa de sus terremotos, según los astrofísicos. Así lo explicó  a la BBC Mundo el director del área de sismología del Instituto Geofísico del Perú (IGP), Hernado Taveras: “En el Cinturón de Fuego del Pacífico tienen lugar el 90% de todos los sismos del mundo y el 80% de los terremotos más grandes”.

Además de México, el fenómeno  incluye a Japón, Ecuador, Chile, Estados Unidos, Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Guatemala, y parte de Canadá, por un lado del océano.
 A la altura de las Islas Aleutianas, en el norte del océano Pacífico, entre Alaska y la península de Kamchatka, se encuentra la curva superior de la herradura, que dobla después para incluir a la costa y las islas de Rusia, Taiwán, Filipinas, Indonesia, Papúa Nueva Guinea y Nueva Zelanda, por el otro. 
“El terremoto de México es una señal más de que el cinturón está despertand”o, resuelve la cosmobióloga zuliana Francys Trujillo y anuncia que este fenómeno hará que se activen lo volcanes, ya que en en el Cinturón de Fuego se encuentran  el 75% de los volcanes activos e inactivos del mundo y  452 cráteres.

“La cordillera de los Andes es el canal de energía que alimenta todo el globo terráqueo. Todos los fenómenos naturales que están ocurriendo anuncian el cambio total de la frecuencia vibratoria de Sur América, indicando claramente la era de Acuario. Venezuela se convertirá en centro energético y de luz para el mundo”, explica Francys, quien plantea que el eclipse total de sol del 21 de agosto propicia que, durante los 50 días después, ocurran eventos que transformarán a la humanidad.
“El eclipse fue muy poderoso”, agrega Saturniano Elmer Trujillo, especialista en el área. Él hace especial enfásis en un factor del pocos científicos hablan: Hercolubus-Nibiru. “Este planeta  es súper pertubador cada vez que se acerca a la órbita terrestre”.
 Recientemente, el canal CNN se aventuró a decir, pese al escepticismo, que durante estos dos  años, antes del 2020, se producirán alteraciones magnéticas, calentamiento global, deshielo de los polos, movimientos sísmicos, y otras alteraciones análogas.

Estados Unidos advierte un posible sismo de 9,5 que se producirá al sur  Perú y al norte de Chile. Justamente el pasado 14 de septiembre, al menos, 20 sismos, el mayor de ellos de 4,8 grados de magnitud, sacudieron la localidad de Matucana, en los Andes peruano.  Los movimientos de tierra se sucedieron en un lapso de cuatro horas.   En lo que va del año se han registrado más de 220 sismos, la mayoría por debajo de los 4 grados. Igualmente pasa con Chile,  que tiene el registro del mayor sismo de la historia, que ocurrió en 1980 y tuvo una magnitud de 9.5 grados. Estas regiones  son las que presentan la mayor cantidad de sismos por encontrarse sobre las placas tectónicas Continental y de Nazca, que al chocar producen los terremotos.
De acuerdo con la doctora Xyoli Pérez Campos, jefa del Servicio Sismológico, los lugares con mayor actividad sísmica a nivel mundial tienen como característica en común estar distribuidos alrededor del Océano Pacífico. “En Alaska, por ejemplo, se producen más sismos fuertes que en resto de los territorios Estados Unidos combinados, indica el Servicio Geológico. La Bahía de San Francisco tiene la mayor densidad de fallas activas que cualquier otra área urbana en Estados Unidos;  más de 300 son capaces de producir temblores de seis grados en la escala de Richter”.
Según una publicación de la revista Live Science, al año suceden aproximadamente mil 500 sismos en la isla de Japón. El país se asienta sobre cuatro placas tectónicas. En Nueva Zelanda y sus alrededores, cada año se registran alrededor de 20 mil sismos. De estos, 250 pueden sentirse, asegura GeoNet. El temblor más fuerte en su historia ocurrió en 1855 y fue de 8.2 grados.
Solo los más incrédulos, entre los que se encuentra el presidente estadounidense Donald Trump y algunos de sus más cercanos colaboradores y financistas, se empecinan en negar los efectos del cambio climático, cuyas manifestaciones se palpan cada vez con mayor frecuencia y rigurosidad, sin que los científicos puedan explicar los fenómenos de manera convincente.
Las últimas dos semanas el mundo ha sido testigo de acontecimientos sin precedentes, como el azote del huracán Harvey en las costas de Texas, el pasado 25 de agosto, y esta semana con el avance destructor de los huracanes Irma, Katia, José y María, que han dejado muerte y devastación a su paso por las islas del Caribe.
Es claro que en el caso de los potentes huracanes podría existir alguna explicación en el deterioro planetario, cuyo calentamiento es indiscutible y por ahora la ciencia tampoco puede demostrar la creciente fuerza con la que surgen de las entrañas de la tierra rugidos estremecedores. 
Mientras el cosmobiólogo Elmer Trujillo insiste que la Tierra se está reacomodando al entrar de lleno al nuevo campo de influencial : la costelación de Acuario que avanzará un grado en la primavera de 2020.

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