martes, 6 de junio de 2017

MATEO 17

La transfiguración

1 Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó aparte, a una montaña alta. 
2 Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y su ropa se volvió blanca como la luz. 
3 En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús. 
4 Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para ti, otro para Moisés y otro para Elías. 
5 Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los envolvió, de la cual salió una voz que dijo: «Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!» 
6 Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. 
7 Pero Jesús se acercó a ellos y los tocó. —Levántense —les dijo—. No tengan miedo. 
8 Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a Jesús. 
9 Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: —No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del hombre resucite. 
10 Entonces los discípulos le preguntaron a Jesús: —¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías tiene que venir primero? 
11 —Sin duda Elías viene, y restaurará todas las cosas —respondió Jesús—. 
12 Pero les digo que Elías ya vino, y no lo reconocieron sino que hicieron con él todo lo que quisieron. De la misma manera va a sufrir el Hijo del hombre a manos de ellos. 
13 Entonces entendieron los discípulos que les estaba hablando de Juan el Bautista.

Jesús sana a un muchacho endemoniado

14 Cuando llegaron a la multitud, un hombre se acercó a Jesús y se arrodilló delante de él. 
15 —Señor, ten compasión de mi hijo. Le dan ataques y sufre terriblemente. Muchas veces cae en el fuego o en el agua. 
16 Se lo traje a tus discípulos, pero no pudieron sanarlo. 
17 —¡Ah, generación incrédula y perversa! —respondió Jesús—. ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? Tráiganme acá al muchacho. 
18 Jesús reprendió al demonio, el cual salió del muchacho, y éste quedó sano desde aquel momento. 
19 Después los discípulos se acercaron a Jesús y, en privado, le preguntaron: —¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? 
20 —Porque ustedes tienen tan poca fe —les respondió—. Les aseguro que si tienen fe tan pequeña como un grano de mostaza, podrán decirle a esta montaña: “Trasládate de aquí para allá”, y se trasladará. Para ustedes nada será imposible.1 
22 Estando reunidos en Galilea, Jesús les dijo: «El Hijo del hombre va a ser entregado en manos de los hombres. 
23 Lo matarán, pero al tercer día resucitará.» Y los discípulos se entristecieron mucho.

El impuesto del templo



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