viernes, 11 de agosto de 2017

EXODO 17

El agua de la roca

1 Toda la comunidad israelita partió del desierto de Sin por etapas, según lo había ordenado el Señor. Acamparon en Refidín, pero no había allí agua para que bebieran, 
2 así que altercaron con Moisés. —Danos agua para beber —le exigieron. —¿Por qué pelean conmigo? —se defendió Moisés—. ¿Por qué provocan al Señor? 
3 Pero los israelitas estaban sedientos, y murmuraron contra Moisés. —¿Para qué nos sacaste de Egipto? —reclamaban—. ¿Sólo para matarnos de sed a nosotros, a nuestros hijos y a nuestro ganado? 
4 Clamó entonces Moisés al Señor, y le dijo: —¿Qué voy a hacer con este pueblo? ¡Sólo falta que me maten a pedradas! 
5 —Adelántate al pueblo —le aconsejó el Señor— y llévate contigo a algunos ancianos de Israel, pero lleva también la vara con que golpeaste el Nilo. Ponte en marcha, 
6 que yo estaré esperándote junto a la roca que está en Horeb. Aséstale un golpe a la roca, y de ella brotará agua para que beba el pueblo. Así lo hizo Moisés, a la vista de los ancianos de Israel. 
7 Además, a ese lugar lo llamó Masá,1 y también Meribá, porque los israelitas habían altercado con él y provocado al Señor al decir: «¿Está o no está el Señor entre nosotros?»

Derrota de los amalecitas

8 Los amalecitas vinieron a Refidín y atacaron a los israelitas. 
9 Entonces Moisés le ordenó a Josué: «Escoge algunos de nuestros hombres y sal a combatir a los amalecitas. Mañana yo estaré en la cima de la colina con la vara de Dios2 en la mano.» 
10 Josué siguió las órdenes de Moisés y les presentó batalla a los amalecitas. Por su parte, Moisés, Aarón y Jur subieron a la cima de la colina. 
11 Mientras Moisés mantenía los brazos3 en alto, la batalla se inclinaba en favor de los israelitas; pero cuando los bajaba, se inclinaba en favor de los amalecitas. 
12 Cuando a Moisés se le cansaron los brazos, tomaron una piedra y se la pusieron debajo para que se sentara en ella; luego Aarón y Jur le sostuvieron los brazos, uno el izquierdo y otro el derecho, y así Moisés pudo mantenerlos firmes hasta la puesta del sol. 
13 Fue así como Josué derrotó al ejército amalecita a filo de espada. 
14 Entonces el Señor le dijo a Moisés: «Pon esto por escrito en un rollo de cuero, para que se recuerde, y que lo oiga bien Josué: Yo borraré por completo, bajo el cielo, todo rastro de los amalecitas.» 
15 Moisés edificó un altar y lo llamó «El Señor es mi estandarte». 
16 Y exclamó: «¡Echa mano al estandarte4 del Señor! ¡La guerra del Señor contra Amalec será de generación en generación!»

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